lunes, 5 de octubre de 2009

América en el Cine

La obra fundacional del cine moderno, “El nacimiento de una nación”, versa sobre un momento concreto de la historia de Estados Unidos. Aunque a algunos les pese, Hollywood sigue produciendo más películas que cualquier país sobre la historia planetaria, re-dibujando así los anales del acontecer de la humanidad: la última en llegar es “World Trade Center”, de Oliver Stone.
Posiblemente sin “El nacimiento de una nación” el cine hubiese encontrado otro modo de desarrollarse como arte narrativo. Pero puesto que no podemos saber qué hubiera ocurrido, lo único cierto es que esta película dirigida por David Griffith en 1915 dejó asentados todos los elementos básicos del lenguaje cinematográfico moderno, además de explicar cómo debía dirigirse la épica histórica. El debate que recientemente se ha abierto en torno a esta película, sobre si sus valores artísticos quedan difuminados o no por la racista visión de la Guerra de Secesión que Griffith plasmó, se repite cuando el público americano ha dado la espalda a las películas “World Trade Center” y “United 93”; al parecer, para algunos es demasiado pronto para elaborar una historia cinematográfica del 11-S.
Hizo falta una década para que los directores americanos pudieran estrenar comercialmente su versión de la guerra del Vietnam. El tema sigue coleando hoy día, cuando encuentra ecos de actualidad en la II Guerra del Golfo Pérsico, pero lo cierto es que cada vez pasa menos tiempo antes de que un realizador estadounidense decida enfrentarse a la realidad de su país, denunciándola si hace falta. La historia de Estados Unidos podría ser visionada, antes que leída, gracias a la infinitud de filmes que recogen sus tres siglos de historia. El siglo XX ha sido especialmente retratado desde todas las ópticas, permitiendo que un espectador de Francia sepa más de la historia de América que la de sus vecinos europeos.
Los últimos Oscar arrojan una estadística abrumadora sobre los nuevos vientos que soplan en Hollywood: la tendencia que se estaba dando hacia el acomodo que proporciona el entretenimiento apolítico ha dado paso a películas que tratan el tema de la homosexualidad, el racismo, la situación en Oriente Próximo y la censura a los medios. Pero aunque estos temas resuenen en la actualidad todas las películas han disimulado su mensaje mudando la época en la que se sitúan sus historias: es el caso de “Munich”, “Brokeback mountain”, “Capote”, “Buenas noches y buena suerte” e incluso el “Jarhead” de Sam Mendes, que se retrae a la Primera Guerra del Golfo para hablar de los marines en Irak.
Hasta ahora, solo Michael Moore se ha atrevido a poner a la sociedad estadounidense y a su presidente George Bush en su punto de mira, en “Bowling for Columbine” y “Fahrenheit 9/11”. Incluso los cineastas más belicosos como Sean Penn y Tim Robbins se han mantenido al margen, voluntariamente o forzados por las mismas productoras que censuraron a Kevin Costner como protagonista de “World Trade Center” debido a su participación anterior en un documental sobre la comisión de investigación de los atentados.
Sean Penn participó como director en el compendio de cortometrajes “11’09’’01”, la primera película respecto a aquel 11 de septiembre sobre el que ahora se abre la veda. “United 93” y “Worl Trade Center” anuncian una avalancha de películas sobre este tema que Spielberg prometió no tratar nunca en una película. Sin embargo, incluso en la filmografía de este director podemos ver que la brújula política del cine americano está virando: Spielberg dirigió, bajo gobierno demócrata, dos loas a las virtudes inmaculadas de su país, “Amistad” y “Salvar al soldado Ryan”. Su visión del mundo se muestra radicalmente distinta en las recientes “La guerra de los mundos” y “Munich”, en las que es difícil no ver cierta amargura, una crítica al imperialismo belicoso y al relativismo que en lo político nos desborda. Tras el 11-S, llegó el huracán Katrina, del cuál pronto veremos la película de Spike Lee que dejó al gobierno federal sin capacidad de respuesta, “When the levees broke: a réquiem in 4 acts”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario